Hace más de 35 años, cuando el sistema de escuela en casa empezó a crecer en Estados Unidos, el argumento más fuerte en contra del estudio en casa era que la vida social del niño no podría desarrollarse apropiadamente. Irónicamente, los resultados de estudios e investigaciones hechas a través de los años, por diferentes instituciones, con diferentes grupos, han demostrado exactamente lo opuesto. Los niños que estudian en casa se desarrollan mucho mejor que los que estudian en escuelas tradicionales. Ahora, este es un argumento a favor de la escuela en casa.

 

¿Cómo ayuda la escuela en casa el desarrollo social?

El sistema tradicional de las escuelas requiere que muchos niños de diferentes temperamentos, trasfondos, necesidades y personalidades entren a un aula. Aunque cada estudiante tenga la capacidad de desarrollarse, y la inteligencia necesaria para usar la preparación académica para desarrollar sus habilidades, el niño no está preparado ni equipado para sobrellevar las confrontaciones y distracciones que se presentan en el aula, tal como la presión de grupo y la falta de atención individual. Estos niños a la larga llegan a ser seguidores de otros niños, ideas y conceptos, aunque estos niños sean violentos o lleven vidas desordenadas.

El estudio en casa coloca al niño en un ambiente en el cual tiene más atención individual, y en donde puede aprender a valorar y a tratar con personas de cualquier edad, ya que tiene contacto diario y prolongado con sus padres, sus hermanos y a veces hasta con sus abuelos. En vez de sentir la presión de grupo para seguir y aprender de niños de su propia edad, el niño recibe la instrucción de alguien que realmente tiene más sabiduría y busca su bien, ya que el padre llega a ser su maestro. Los niños que son enseñados en casa tienen la oportunidad de desarrollar sus propias convicciones y saber lo que creen y por qué lo creen. Esto hará que cuando ingresen a la universidad o a un trabajo, estén preparados para confrontar los obstáculos que presenta la sociedad, y tengan el carácter de líderes, y no de seguidores, alcanzando así el verdadero y pleno desarrollo social en sus vidas.

El modelo bíblico

El concepto moderno de la socialización se desprende de la perspectiva socialista de los padres de la educación moderna. Entre estos “padres” estaba Horace Mann y John Dewey, quienes descartaron la idea que la familia es la primera y principal forma de socialización.

Desde el principio de la creación encontramos que Dios creó al hombre con una naturaleza eminentemente social, cuando leemos en Génesis 2:18 que Dios dice “No es bueno que el hombre esté solo”. En seguida, Dios le proveyó al primer hombre una esposa, y los primeros niños fueron puestos por Dios en el lugar donde él deseaba que aprendieran a vivir y relacionarse con otros—con sus padres en una familia. El plan de Dios no es separar a las personas por edades, sino que sean integradas en la unidad familiar, permitiendo así que los menores siempre tengan modelos o personas a quienes puedan imitar.

No es sorprendente que los resultados de los estudios han comprobado que los niños que estudian en casa desarrollan su vida social de una mejor manera. La teoría moderna de rechazar la unidad familiar ha obstaculizado el desarrollo de muchos niños, mientras el principio bíblico que manda la cultivación de una vida recta y moral en el núcleo familiar está dando buen fruto.